Los Últimos Tiempos
¿Por qué son estos los Últimos Tiempos?
Respondiendo a las objeciones milenaristas y optimistas.


Regresar al Inicio

Profecías

Análisis de los Mensajes

Vida de Videntes

Apariciones

Consejos y
Oraciones

Enlaces

Correo Electrónico
(para consultas y suscripción)


Uno de los principales problemas que podemos encontrar en nuestro trabajo apostólico es el ataque de dos grandes frentes que restan la importancia de los días que estamos viviendo.

Por una parte, los milenaristas quieren el fin del mundo para el 2.000 por el simple hecho numérico, por la superstición y el ánimo morboso de la tragedia. Hablamos de los enfermizamente milenaristas y no de quien no ha conocido otra explicación o fundamento para esperar que sobrevenga el cumplimiento de las promesas mil veces benditas pronunciadas por Nuestra Señora tanto e Fátima como en la Salette y en muchos otros lugares. En otras palabras el argumento es éste: "mire, es el cambio de siglo, de milenio y por eso se debe renovar la tierra. Además, el Buda de Quiensabedonde, el calendario de los mayas de la tercera montaña superior izquierda del pueblo perdido de Nadierecuerda y Swami Esperaquemeilumino lo dicen, y además San Pepito los Palotes y tres videntes que tuvieron revelaciones cortando lechugas en su casa.". Pedimos perdón por la ridiculización, pero necesitamos marcar bien estos rasgos, que son, a saber:

  1. Explicación por el acontecimiento histórico-numérico
  2. Aceptación de todo texto que aluda al problema
  3. Supresión de análisis sereno y racional. Se acepta todo sin corroborar fuentes, considerarlo en un contexto de discurso o histórico, etc.
  4. Sincretismo profético. No importa quien lo dice sino que dice y tampoco importa si se contradice una con otra información: a fin de cuentas una tendrá la razón.
  5. Espíritu paranoico y morboso. Es un estado espiritual de agitación, de sentimiento enfermizos de desastre y un interés desequilibrado por todo lo retorcido, ruin y caótico por el sólo hecho de serlo. Muestra particular atracción por todo lo que sea más negro y desolador que pueda esperarse. Son esquemas tipo: "¿Sabías tu que leí por ahí que el 29 de Diciembre a las 19:23:17 horas, Nueva Zelanda se va a convertir en un casco de hielo porque Africa se va a movilizar hasta Rusia y esa catástrofe dejará infectado el mundo con el mosquito buruburu que atraerá a los Ovnis de Zeptón 7 que acechan desde la 15 dimensión?"
  6. Necesidad de mesías colectivos, de líderes militares o de guías activos que les indiquen cómo proteger sus ahorros, provisiones y viviendas si viene el Apocalipsis. Es importante en ocasiones notar cómo incluso contratan seguros en caso de Juicio final o bloquean las tarjetas por si alienígenas intentan hacer uso de ellas por las noches para recargar de gasolina sus platillos voladores.

De este tipo de fenómeno hemos hablado otras veces, por lo que nos limitaremos a la breve caricaturización de arriba para dejar perfilada en la mente del lector esta corriente ideológica.

La segunda es más terrible, por que no es tan grotesca y goza de popularidad aplastante. Es el optimismo escéptico. Como su contrapeso anterior tiene características nítidas.

  1. Un optimismo ciego y fanático que le impide los procesos de caotización y descomposición globales
  2. Negación sistemática de la información y los mismo hechos. Se aferra al ideal de una vida que se proyecta en una línea siempre ascendente hacia la felicidad global completa. Niega el pecado original y la realidad cotidiana.
  3. Incredulidad frente al fenómeno profético y sobrenatural. Porque carecen de fundamento científico-racional (única oportunidad en que aceptan estos criterios) no son válidos y pertenecen, a su entender, a psicosis colectivas, propias de supersticiosos y débiles mentales.
  4. Exhaltación del propio criterio. No necesitan guías, líderes ni nada más que a ellos mismos o a ‘grandes’ pensadores mundanos para continuar viviendo y rechazando los avisos y la cruda realidad.
  5. O bien, se sumergen en una vida chispeante, liviana, frívola en que todo lo feo, sucio, grave o trascendente es rechazado compulsivamente. Se limita a repetir frases sociales y a reír y reír. Su mejor expresión se da entre estrellas de cine y televisión.
  6. Una porción menor, pero significativa de este estado de espíritu corresponde a pecadores empedernidos (conscientes o no de sus vicios) que históricamente han reaccionado oponiéndose a las saludables advertencias y avisos espirituales y materiales respecto a sus desórdenes y las respectivas consecuencias terrenas y eternas.

En apariencia, son dos polos opuestos, pero debemos recordar el principio de lógica que dice que dos extremos opuestos se terminan uniendo. Aquí lo constatamos cuando observamos desde la perspectiva de los Últimos Tiempos ambas actitudes: son dos conductas distintas de rechazo al mensaje y a las advertencias. Unos por exageración se ciegan, otros por inacción optimista se ciegan. Nadie ve, nadie reacciona, nadie cambia.

Uno de los mayores inconvenientes que enfrentamos los católicos ante este panorama no es sólo religioso sino también psicológico. Porque el mundo corrompido por el pecado, el vicio y el error, además de las herejías y el paganismo y el neopaganismo, han modelado la cultura moderna suprimiendo el hábito de reflexionar, pensar, discutir y concluir.

Sin este hábito propiamente católico es posible manipulara las personas así como es imposible reflotar el mundo. Porque la corrupción corrompe, obviamente. Y si la corrupción alcanza todos los campos de actividad humana, el hombre no se mejora y perfecciona, sino que se rebaja y pierde. Por eso existe un trabajo espiritual con el que nos vencemos y hacemos no la voluntad de nuestras pasiones desordenadas, sino la voluntad de Dios que quiere sólo nuestro bien.

Por eso, por esas resistencias que ciegan a las personas y por esta corrupción interna y externa que podemos afirmar categóricamente que el hombre no sólo se ha deformado y corrompido sino que ya no tiene mas fuerzas para reformarse.

El genial escritor y pensador católico Georges Bernanos exprime con una frase magnífica este problema: "Las civilizaciones no mueren a la manera de los hombres. La descomposición en ellas precede a la muerte"

Y ante la imposibilidad de visualizar panorámicamente su mal y de corregir su conducta sólo queda una salida: que María, Madre de Misericordia, Refugio de los Pecadores y Auxilio de los Cristianos tenga pena de nosotros y quiera reformarnos o no habrá reforma para nosotros; quiera - Esposa fidelísima del Espíritu Santo - renovar la faz de la Tierra y conducirnos por este valle de lágrimas hasta mostrarnos el rostro divino de Su Hijo y así sea cumplida la promesa mil veces bendita y esperanzadora: "Cuando todo parezca perdido, por fin mi Inmaculado Corazón triunfará!"

Search  for