El análisis de las cosas nos permite
interpretarlas correctamente, en su respectiva jerarquía y fundamento. Viene a ser un
cristal de aumento y un baño de agua fresca para los conceptos y las ideas, para la
información que nos inunda hasta asfixiarnos. Por eso su importancia y por esa misma
razón consagramos toda una sección a ese trabajo.
Pero no basta con comprender lo que contemplamos. Es necesario
reflexionar, es decir, volver a flexionar, hacer muchas imágenes y contemplarlas en sus
relaciones maravillosas entre sí y con las demás cosas, desde muchos ángulos y con
originalidad restauradora.
Reflexionar es un ejercicio arduo o fatigoso pero que como toda odisea
interior, nos remite a panoramas nuevos, a crecimientos grandiosos y consolidados.
Y es que no basta con visualizar claramente lo que observamos: es
necesario reflexionar e integrarlo al mundo de las ideas y de las cosas colocándolo en la
posición y relación precisa que goza en el universo y en plan de Dios. Es una
comprensión amplia y sabia de la Divina Providencia.
Esta sección aporta ese trabajo, esa maduración de las cosas que les
permite nutrir nuestra vida y fortalecernos en la fe y la sabiduría: la plenitud de la
caridad.
Por esa razón el lector encontrará temas diversos, enfoques distintos
y, sin embargo, planteamientos engarzados en la ortodoxia de la Fe de Cristo, Nuestro
Redentor.