Los Últimos Tiempos
Últimos Tiempos vs. Fin del Mundo


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Un error muy habitual en que caen ciertos videntes (ignoramos si es debido a la interpretación que dan a sus visiones o si verdaderamente las tuvieron) pasa por el suceso a que se enfrentará la humanidad en un futuro que, como estamos pudiendo apreciar por las constantes apariciones, está ya a las puertas.

De lo que estamos hablando es de la diferenciación entre Últimos Tiempos y Fin del Mundo.

La confusión que se crea en base a la falta de dicha diferenciación por parte de videntes y recopiladores, provoca un desconcierto absoluto entre la gente que ansiosamente desea saber si se enfrenta a un final inminente, donde el mundo termina y nos encontramos ante el Juicio Final (con los previos tres años y medio de reinado del anticristo y segunda venida del Señor) o si se trata de un castigo "semejante" al diluvio, con un posterior reordenamiento del género humano en un Reino de amor lleno de Dios.

El gran inconveniente de esta confusión general, es que nos encontramos con profecías de diversa índole que nos hablan de años de terror contra otras que dicen que los días se acortarán por consideración del Padre a los hijos que se salven después del castigo, y como este ejemplo, muchísimos otros que difieren en temas de importancia.

¿Por qué? ¿A qué nos enfrentamos entonces? ¿años o días? ¿Juicio Final o Reino de María o, incluso, Nueva Era? ¿anticristo o antecristo? Son muchos interrogantes que, desgraciadamente, nunca o casi nunca se responden.

Entremos entonces en la explicación: El período al que se refieren las profecías que han sido escogidas para esta página, comprende un castigo divino debido al descarriamiento general de la humanidad. Por ese motivo, Nuestra Señora de Fátima apareció a los tres pastorcitos en 1917 conminando a la humanidad a la conversión y mostrándole los horrores que pasaría el hombre si no cambiaba de vida.

En este último siglo, las apariciones se han ido intensificando en cantidad y variedad, y muchas de ellas son perfectamente coherentes unas con otras. A esas profecías, mensajes y advertencias nos hemos querido dedicar aquí, ya que son serias y confiables en su procedencia y su doctrina.

El castigo del que hablamos es un fuerte remezón que Dios hace a los hombres por su mala conducta. Después de ese período (que durará poco tiempo), vendrá una época de paz y felicidad a la tierra que se llamará Reino de María, puesto que Ella nos guiará, como ha estado haciendo más fuertemente que nunca desde aquella famosa aparición de Fátima.

Para mostrar lo que acabamos de exponer, quisiéramos agregar la profecía de una religiosa clarisa de Lyón:

"Esos tiempos serán desastrosos pero cortos; porque Dios a causa de sus elegidos, los abreviará. Todo durará máximo seis meses. Ellos serán seguidos por un reinado glorioso donde todo será puesto en su sitio".

Hay en la actualidad mucha confusión, dolor y mal en los hombres. Pero no debemos creer que este es el castigo del que hablan las profecías, sino que estamos cayendo en una espiral descendente de la cual nos rescatará tan sólo la bondad de Dios y Nuestra Señora cuando por fin terminen con el mal en que vivimos.

Aquí no vamos a hablar de fechas concretas, primero porque no las conoce más que Dios, y segundo porque poco importa a efectos de que lo principal es la Dignidad ofendida del Señor, y que es necesario reparar, defender y amar.

Por lo tanto, tenga mucho cuidado cuando lea que se aproxima el fin del mundo. No es cierto... Lo que se aproxima es un cambio muy fuerte pero maravilloso de forma de actuar y de ser.

Sobre el anticristo, también tenemos algo que decir. Sabemos que anticristo puede significar una persona, o una situación, o un estado de cosas. También sabemos que existe una distinción entre anti y ante-cristo.

Lo que se espera, puesto que no es el final, es al ante-cristo. Esto no quiere decir que necesariamente se trate de una persona, aunque podría serlo. Ante-cristo es alguien, o algo que precede a la Bestia que algún día vendrá con su poder completo. Tendrá también mucho poder (aunque no tanto como la última) y provocará un gran daño en el mundo. Pero veamos... ¿acaso las guerras, las injusticias, las disgresiones familiares, las violaciones, los abortos, los asesinatos, etc., no son anticristianos? Digamos que, venga o no una persona que se proclame Dios (que hay a millares en la actualidad), ya estamos viviendo un estado anticristiano a nivel mundial.

Por otro lado, nos resta una aclaración sobre ante/anti-cristo. Ante-cristo es aquella persona o estado de cosas que no niega ni refuerza que Cristo haya existido pero que, en el mejor de los casos, lo reduce a alguien a quien debemos seguir como a cualquier maestro. En otras palabras, no es un ataque frontal, sino algo así como pasar por encima de las verdades de la Iglesia. Por este motivo, proliferan maestros y pseudo religiones que lo ven como a un "iluminado" más (o como un hombre "bueno") y nos quieren elevar a la altura de Dios, dejando a Jesús como nuestro igual. En cambio, el anticristo tiene una lucha abierta contra Cristo. No niega Su Poder sino que se opone a Él. Es la rebeldía final sobre la tierra.

Sólo quedaría una objeción por hacer: ¿acaso no ha sido siempre presente el mal en el mundo, por lo que la situación actual no es muy distinta a la que vivieron nuestros padres, abuelos y así en los siglos anteriores? ¿por qué sería esta vez la definitivamente mala?

La respuesta es muy simple. Porque hasta ahora, nunca se había presentado un mal "omnipotente", "prestigioso" y sin contrapeso. Hasta ahora siempre encontrábamos fuerzas sanas en la sociedad, instituciones firmes y vigorosas (e incluso dentro de los paganos) que hacían frente, veían claro y oponían resistencia concreta contra la impiedad.

Hoy por hoy, vivimos una época de confusión, donde nada queda claro, donde no tenemos referencias vivas aceptadas universalmente, donde todo se ha relativizado, etc. Por eso, porque el mal se ha hecho universal como nunca se había visto antes, y porque el bien prácticamente es inexistente en influencia y pureza, es que hablamos de los momentos preliminares de la Punición justa y restauradora de Dios Nuestro Señor.

Así será cumplida la promesa materna que hizo Nuestra Señora en Fátima: "Cuando todo parezca perdido, por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará".

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