Si apartamos el alma de la vida menuda
del día a día y lo trasladamos al panorama material y espiritual contemplaremos, muchas
veces asombrados y en otras apesadumbrados, el triste acontecer humano.
Rechazado Dios y Su Iglesia, el mundo se ha apartado hasta límites
inauditos y por todas partes la misma naturaleza grita las consecuencias. Consecuencias en
la justicia, la economía, la salud, el medio ambiente, política... y la lista se
extiende hasta ocupar lugar en la más mínima porción de actividad humana.
La vida del cristiano es activa y contemplativa. No se restringe tan
sólo a la espiritualidad orante sino que también actúa en lo temporal,
humano y contingente.
Por eso quisimos inaugurar este nuevo apartado para desarrollar en él,
en conjunto con nuestros colaboradores, una espiritualidad militante y firmemente
comprometida con Dios, Su iglesia y la construcción del reino de Cristo.
Serán, entonces, consejos para la vida interior y exterior hasta
hacernos auténticamente cristianos en todo. Serán oraciones que muevan los Sagrados
Corazones reparando, consolando, pidiendo y agradeciendo hasta conmover la última fibra
de nuestro ser y desde la más pura ortodoxia católica.